Introducción

La guerra de Vietnam fue el primer conflicto bélico televisado de la Historia, lo que representó sin duda un triunfo de la constancia sobre la tecnología. Once años de guerra y 549 mil millones de dólares gastados le dejaron un legado estremecedor a EEUU: de dos a tres millones de muertos -60.000 de ellos estadounidenses-, cientos de miles de heridos y un país arrasado.

Sin embargo, esto no fue suficiente, pues dentro y fuera de los países que intervinieron en esta guerra se han producido diversas películas y documentales respecto al tema, algunas más apegadas a la realidad que otras pero finalmente relacionadas con los mismo. Ahora bien,

si en nuestros días casi no se comentan los sucesos que tuvieron lugar en Asia del Sur durante la Guerra Fría; en cambio, la Guerra de Vietnam siempre se presenta como el prototipo de guerra injusta conducida por una gran potencia en contra de un “pequeño pueblo”. Se habla mucho más de esta guerra hoy en día que del suceso histórico de David y Goliat. En términos geopolíticos, sus causas y consecuencias permiten comprender mejor la singularidad de otros conflictos, más actuales, como la Guerra del Golfo en 1991 o la de Irak comenzada en 2003. Se trata, también, de la proyección de importantes fuerzas armadas a una docena de miles de kilómetros de las costas norteamericanas. Sin dejar de lado, más allá de las consecuencias políticas, diplomáticas o militares, el riesgo al que se exponen los Estados Unidos en cada intervención de avivar la hostilidad de pueblos que le conciernen (Lacoste).

Las fuerzas realmente interesadas en una política de paz, difícilmente se hacen sentir en una nación donde los medios de información, prensa, televisión, cine y radio pertenecen a los mismos monopolios que pugnan por conquistar nuevos mercados. La antigua Indochina francesa no sólo ofrece amplios desaguaderos a industriales e inversionistas, sino que constituye una punta de lanza contra la China que ha erradicado la miseria y el predominio de los intereses extranjeros. La creciente agresividad norteamericana, por mantener o capturar nuevos mercados utilizando presidentes y generales obedientes, se disfraza de valladar contra el peligro amarillo o de cruzada contra el comunismo.

Pareciera que se deseara recalcar a las generaciones posteriores al conflicto una visión de la derrota francesa y norteamericana a través del cine, además de criticar muchos de los aspectos de esta larguísima guerra.

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