Desde luego, la película de 1978 de Hal Ashby Retorno sin Gloria no es la primera en relatar las penalidades de la Guerra de Vietnam, pero su mérito recae en ser la primera en hablar de los veteranos de guerra, y sobre todo, de ser la primera en dar una señal de esperanza a todos aquello involucrados de una forma u otra en el conflicto, sean efectivos en el frente, veteranos, esposas o novias. Al final del día, las penalidades serán las mismas para todos, pero también las oportunidades de sobreponerse a la Guerra de Vietnam, no sólo como individuos, sino como comunidad y nación, no importando si se es activista, enfermera o se continúa siendo militar.
Sally Hyde (Jane Fonda en el papel que le dio su segundo Óscar) ve con resignación como su esposo, el capitán Bob Hyde (un intenso Bruce Dern), parte rumbo al frente de Saigón en el conflicto de Vietnam. Ante la imposibilidad de quedarse inactiva, decide enlistarse como enfermera voluntaria atendiendo a los soldados heridos durante la Guerra, sublimando con ello su relativa pasividad pero también el temor de que su esposo termine en condiciones similares sin tener quien le ayude. Sally logra acomodarse en esta rutina sin sobresaltos, aún cuando Bob no la aprueba del todo, lo mismo que las esposas de lo demás altos mandos militares.
Es en el Hospital donde Fonda se reencuentra con un viejo amigo de la preparatoria, Luke Martin (Jon Voight soberbio), el all american boy aspirante a estrella de futbol colegial y el galán de lo días de colegial.
Pero, tras haber sido herido en el frente, durante la Guerra de Vietnam, Luke enfrenta un futuro menos promisorio: está paralítico en la totalidad de sus piernas y niega a resignarse a tan sombrío futuro. Sin embargo, la actitud de Luke cambia cuando se reencuentra con Sally, quien le motiva para encontrar un nuevo sentido de la vida que él creía perdida, naciendo de la soledad y frustración de ambos, un genuino sentimiento de amor.
Aunque no es la única película en la cual el romance surge de la adversidad, incluso en aquellas que abordan la Guerra de Vietnam como Forrest Gump (Ídem, Robert Zemeckis, 1994), Retorno sin Gloria tiene el mérito de gestar el romance no antes del conflicto, como es el caso de Lo que el Viento se Llevó (Gone With the Wind, Victor Flemming, 1939) o durante el conflicto como en Casablanca (Ídem, Michael Curtiz, 1943), sino en una situación durante/después del conflicto. Durante porque aún no ha terminado, aunque tampoco se ve en pantalla, ni siquiera cuando Sally visita a Bob en Saigón; después porque para Luke, todo ha terminado.
Los personajes se alejan de todo cliché propio de las películas románticas ambientadas en contextos bélicos. Sally, lejos de ser una heroína determinada, es una mujer tibia, un tanto insípida, aunque bien intencionada y de buenos sentimientos. Luke no es el inválido resignado a su destino, pero tampoco es un energúmeno resentido con la vida, es simplemente un veterano de guerra desencantado por su propia condición y enfrentando el dilema de un futuro próximo incierto. Bob no es el rígido y cuadrado militar, escrito de la misma manera rígida y cuadrada, por lo cual, su reacción ante la infidelidad de Sally se siente natural, pese a non caer en estereotipos.
Aunque los espacios en los que la película es ambientada son limitados en cantidad y cerrados en sus dimensiones, el director Hal Ashby quien antes había dirigido películas como Shampoo (Ídem, 1975) o Bound for Glory (1976), se las ingenia para dotar de fluidez el avance de la película, en buena medida acompañada por varios temas de la época como Ruby Tuesday de The Rolling Stones o American Pie de Don McLean. El manejo de full shots y médium close-ups permiten la interacción íntima del espectador con los personajes, su ambiente y sus emociones, lo cual es apoyado por una iluminación cálida y suave en todas las escenas, especialmente en las más íntimas, sin caer en lo predecible o convencional.
Quizá la película falle en profundizar sobre las emociones de Bob Hyde, o en la recreación de la ocupación estadounidense en Saigón y las relaciones a distancia entre los efectivos militares en el frente vietnamita con su seres queridos, pero Retorno in Gloria, pese a éstas pequeñas fallas, relata la situación de los veteranos de Vietnam y la vida de las familias que quedan en casa como pocas películas, lo cual juega a su favor. Lo mismo las interpretaciones, nada sencillas de Jane Fonda quien logra presentar a Sally como una mujer ordinaria que no hace las veces de heroína; Jon Voight dota a su personaje de la incertidumbre y resentimiento necesarios con las mismas dosis de vitalidad, coraje y esperanza; Bruce Dern logra darle a Bob Hyde, un papel de carácter, la tridimensionalidad necesaria que lejos de despertar el repudio del público, hace nacer la comprensión e incluso la empatía.
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