Mostrando entradas con la etiqueta Reseña. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Reseña. Mostrar todas las entradas

Forrest Gump

Desde la visualmente sencilla, pero cinematográficamente complicada secuencia inicial de la película Forrest Gump, cualquier tipo de espectador, desde el cinéfilo consumado hasta el palomero empedernido, saben que están ante una película sui generis, una obra simple y compleja, que combina drama y comedia, acción y romance, ficción e historia dentro del mismo hilo argumentativo, basándose en estos contrapuntos como alegoría para retrartar a toda una generación de estadounidenses: los llamados baby boomers. Es a través de la historia de Forrest Gump (un Tom Hanks sublime) que conocemos a una generación de estadounidenses, buena parte de la historia norteamericana en el siglo XX y al propio Estados Unidos.

Forrest Gump, hijo de una madre soltera (Sally Field) en el corazón del sur de Estados Unidos, concretamente en Greenbow, Alabama. Forrest tiene, como todo protagonista, una peculiaridad: una disminución mental pequeña, pero sensible, que lo hace “diferente”, aunque su madre se empeñe en que no sea así. Esta condición sine qua

non de Forrest le conlleva, durante toda su vida, los menosprecios y burlas de todo aquel con el que se encuentra, todos excepto Jenny (Robin Wright en su gran debut cinematográfico), quien desde el primer día de clases se convertiría en “su amiga muy especial”. La relación de Forrest Gump conservará, a lo largo de toda la película la inocencia de Forrest, mientras que madura como la propia Jenny.

Robert Zemeckis, el director de la película, llena de detalles este Old Depp South, desde la gran casa donde vive Forrest Gump con su madre, los paisajes campiranos, y hasta la trabajadora afroamericana. Zemeckis demuestra la experiencia aprendida en la trilogía Volver al Futuro¸ al utilizar los efectos visuales no sólo como el principal instrumento para ambientar la película, desarrollada en casi cuarenta años de historia, sino también como recurso de narrativa dramática. Sólo así puede verse a Forrest Gump interactuando con todo tipo de personajes históricos en archivos filmográficos originales, fueran los presidentes John F. Kenney, Lyndon B. Johnson o Richard Nixon, o miembros del showbizz como John Lenon y David Frost.

El viaje a través de cuarenta años de historia va desde eventos como la integración racial, el asesinato de John F. Kennedy, el movimiento hippie, el escándalo político del Watergate, los atentados contra Jimmy Carter y, quizá evento histórico central de la película, la Guerra de Vietnam. Es en ésta parte de la película donde Forrest conoce a sus únicos dos amigos, Bubba (Mikelti Williamson), un afroamericano de la costa sureña cuya mayor ambición en la vida es tener su propio barco camaronero, y al teniente Dan (Gary Sinise en el papel de su vida), proveniente de una larga tradición castrense a quien Forrest salva la vida a un costo muy alto.

Es en ésta parte de la película, acompañada por los pivotes emocionales que representan Bubba y el teniente Dan, que Robert Zemeckis recrea de manera tangible y a la vez metafórica, lo que fue la Guerra de Vietnam para los solados de los Estados Unidos, contra un adversario que los propios estadounidenses no conocían bien ni sabían a ciencia cierta porque enfrentaban, traducido en la película como un enemigo elusivo que nunca aparece a cuadro y su presencia fílmica se reduce a ráfagas de metralletas contra los estadounidense, mientras se retrata el avance/retroceso de las tropas estadounidenses desde la costa meridional de Vietnam al interior de la selva, con un Vietnam azotado o por la lluvia, o por el calor tropical.

Otro punto a favor de la película es sin duda el soundtrak, que viaja por todos los géneros contemporáneos estadounidenses en poco más de treinta años; así Forrest Gump no sólo acompaña y es acompañado por la historia misma, sino también por la música instrumental de Alan Silvestri y canciones que pasan desde el Motown Sound como Respect de Aretha Franklin o Stoned Love de The Supremes, el quintaescencialmente estadounidense country de On the Road Again de Willie Nelson, California Dreamin’ de The Mammas and the Pappas que capturan el movimiento hippie y el flower power o la intensidad del rock con varios temas de The Doors cuando Forrest está en Vietnam.

En términos de labor actoral, el cast principal de la película es uno de los más acertados, teniendo a la cabeza a Tom Hanks quien con un acento ireño afectado por la disminución mental, da vida a Forrest, llevando a cuestas una película que hace del contrapunto histriónico, uno de sus pilares. Sally Field se desenvuelve con naturalidad como la atemperada y amorosa madre sureña, mientras que Robin Wright dota a Jenny con iguales dosis de vitalidad, rebeldía y melancolía. Mikelti Williamson pese al escaso tiempo en pantalla con un papel de contrapeso logra mantener el ritmo de la película, mientras que Gary Sinise brinda al teniente Dan el cinismo necesario, dando una interpretación sólida y creíble.

Robert Zemeckis se vale de un excelente uso del lenguaje cinematográfico, haciendo que la película fluya con naturalidad sin que el espectador, ni la película misma se pierdan en la gran cantidad de detalles de ambientación en los espacios cerrados, así como la belleza de los paisajes retratados a lo largo de toda la película; el contrapunto que hace de los planos cerrados realistas, con las tomas abiertas más llenas de romanticismo es otro de los aspectos más notables de la película, siendo el empleo de boom-ups y boom-downs el recurso audiovisual para pasar de las tomas abiertas a las cerradas, y viceversa. El uso de los efectos visuales en varios montajes es más que notable, lo cual le da un sello personal al filme, sin por eso volverla un festín visual carente de contenido como Parque Jurásico (Jurassic Park, Steven Spielbergh, 1993) o como la errática película del propio Zemeckis La Muerte le Sienta Bien (Death Becomes to Her, 1993).

También en el aspecto técnico la película cuenta con una factura impecable, siendo resaltable la dirección de arte, rica en elementos y simbolismos, el soundtrack de la película seleccionado por el propio Zemeckis y acompañado por la banda sonora de Alan Silvestris. La edición también es otro de los aspectos técnicos mejor cuidados de la película, que permiten narran con la parsimonia necesaria una gran cantidad de eventos acontecidos en toda la película. También los detalles de maquillaje y la portentosa mezcla de sonido hacen de Forrest Gump una de las películas más completas incluso para el espectador más quisquilloso.

El ya mencionado contrapunto argumentativo de la película se manifiesta en varios temas abordados de manera simple, pero nunca superficial por la trama: ¿es el llamado sueño americano y el american way of life un verdadero sueño o sólo una pesadilla? o ¿es el individuo quien construye su vida, o ésta está prefabricada de acuerdo a un destino ya escrito? Aunque estas preguntas son respondidas por la propia cinta, al final de la proyección será el espectador el que decida si Forrest Gump es un elogio o una crítica a los Estados Unidos, y si la vida le pertenece al propio ser humano o alguien más, pero, como dice el propio Forrest, “puede que ambas ocurran al mismo tiempo”.

VIDEOS

Tráiler de Forrest Gump.


Bubba y los camarones.

http://www.youtube.com/watch?v=iLkNPjbaPTk

Forrest y Bubba llegan a Vietnam.

http://www.youtube.com/watch?v=guZuuXt8qlk

Forrest Gump y Jenny.

http://www.youtube.com/watch?v=2gyufZ9ugug

El americano

Desde luego, la película de 1978 de Hal Ashby Retorno sin Gloria no es la primera en relatar las penalidades de la Guerra de Vietnam, pero su mérito recae en ser la primera en hablar de los veteranos de guerra, y sobre todo, de ser la primera en dar una señal de esperanza a todos aquello involucrados de una forma u otra en el conflicto, sean efectivos en el frente, veteranos, esposas o novias. Al final del día, las penalidades serán las mismas para todos, pero también las oportunidades de sobreponerse a la Guerra de Vietnam, no sólo como individuos, sino como comunidad y nación, no importando si se es activista, enfermera o se continúa siendo militar.

Sally Hyde (Jane Fonda en el papel que le dio su segundo Óscar) ve con resignación como su esposo, el capitán Bob Hyde (un intenso Bruce Dern), parte rumbo al frente de Saigón en el conflicto de Vietnam. Ante la imposibilidad de quedarse inactiva, decide enlistarse como enfermera voluntaria atendiendo a los soldados heridos durante la Guerra, sublimando con ello su relativa pasividad pero también el temor de que su esposo termine en condiciones similares sin tener quien le ayude. Sally logra acomodarse en esta rutina sin sobresaltos, aún cuando Bob no la aprueba del todo, lo mismo que las esposas de lo demás altos mandos militares.

Es en el Hospital donde Fonda se reencuentra con un viejo amigo de la preparatoria, Luke Martin (Jon Voight soberbio), el all american boy aspirante a estrella de futbol colegial y el galán de lo días de colegial. Pero, tras haber sido herido en el frente, durante la Guerra de Vietnam, Luke enfrenta un futuro menos promisorio: está paralítico en la totalidad de sus piernas y niega a resignarse a tan sombrío futuro. Sin embargo, la actitud de Luke cambia cuando se reencuentra con Sally, quien le motiva para encontrar un nuevo sentido de la vida que él creía perdida, naciendo de la soledad y frustración de ambos, un genuino sentimiento de amor.

Aunque no es la única película en la cual el romance surge de la adversidad, incluso en aquellas que abordan la Guerra de Vietnam como Forrest Gump (Ídem, Robert Zemeckis, 1994), Retorno sin Gloria tiene el mérito de gestar el romance no antes del conflicto, como es el caso de Lo que el Viento se Llevó (Gone With the Wind, Victor Flemming, 1939) o durante el conflicto como en Casablanca (Ídem, Michael Curtiz, 1943), sino en una situación durante/después del conflicto. Durante porque aún no ha terminado, aunque tampoco se ve en pantalla, ni siquiera cuando Sally visita a Bob en Saigón; después porque para Luke, todo ha terminado.

Los personajes se alejan de todo cliché propio de las películas románticas ambientadas en contextos bélicos. Sally, lejos de ser una heroína determinada, es una mujer tibia, un tanto insípida, aunque bien intencionada y de buenos sentimientos. Luke no es el inválido resignado a su destino, pero tampoco es un energúmeno resentido con la vida, es simplemente un veterano de guerra desencantado por su propia condición y enfrentando el dilema de un futuro próximo incierto. Bob no es el rígido y cuadrado militar, escrito de la misma manera rígida y cuadrada, por lo cual, su reacción ante la infidelidad de Sally se siente natural, pese a non caer en estereotipos.

Aunque los espacios en los que la película es ambientada son limitados en cantidad y cerrados en sus dimensiones, el director Hal Ashby quien antes había dirigido películas como Shampoo (Ídem, 1975) o Bound for Glory (1976), se las ingenia para dotar de fluidez el avance de la película, en buena medida acompañada por varios temas de la época como Ruby Tuesday de The Rolling Stones o American Pie de Don McLean. El manejo de full shots y médium close-ups permiten la interacción íntima del espectador con los personajes, su ambiente y sus emociones, lo cual es apoyado por una iluminación cálida y suave en todas las escenas, especialmente en las más íntimas, sin caer en lo predecible o convencional.

Quizá la película falle en profundizar sobre las emociones de Bob Hyde, o en la recreación de la ocupación estadounidense en Saigón y las relaciones a distancia entre los efectivos militares en el frente vietnamita con su seres queridos, pero Retorno in Gloria, pese a éstas pequeñas fallas, relata la situación de los veteranos de Vietnam y la vida de las familias que quedan en casa como pocas películas, lo cual juega a su favor. Lo mismo las interpretaciones, nada sencillas de Jane Fonda quien logra presentar a Sally como una mujer ordinaria que no hace las veces de heroína; Jon Voight dota a su personaje de la incertidumbre y resentimiento necesarios con las mismas dosis de vitalidad, coraje y esperanza; Bruce Dern logra darle a Bob Hyde, un papel de carácter, la tridimensionalidad necesaria que lejos de despertar el repudio del público, hace nacer la comprensión e incluso la empatía.

VIDEOS

Tráiler de Retorno Sin Gloria.

http://www.youtube.com/watch?v=D4KhXoWhjFI

Retorno sin gloria

Desde luego, la película de 1978 de Hal Ashby Retorno sin Gloria no es la primera en relatar las penalidades de la Guerra de Vietnam, pero su mérito recae en ser la primera en hablar de los veteranos de guerra, y sobre todo, de ser la primera en dar una señal de esperanza a todos aquello involucrados de una forma u otra en el conflicto, sean efectivos en el frente, veteranos, esposas o novias. Al final del día, las penalidades serán las mismas para todos, pero también las oportunidades de sobreponerse a la Guerra de Vietnam, no sólo como individuos, sino como comunidad y nación, no importando si se es activista, enfermera o se continúa siendo militar.

Sally Hyde (Jane Fonda en el papel que le dio su segundo Óscar) ve con resignación como su esposo, el capitán Bob Hyde (un intenso Bruce Dern), parte rumbo al frente de Saigón en el conflicto de Vietnam. Ante la imposibilidad de quedarse inactiva, decide enlistarse como enfermera voluntaria atendiendo a los soldados heridos durante la Guerra, sublimando con ello su relativa pasividad pero también el temor de que su esposo termine en condiciones similares sin tener quien le ayude. Sally logra acomodarse en esta rutina sin sobresaltos, aún cuando Bob no la aprueba del todo, lo mismo que las esposas de lo demás altos mandos militares.

Es en el Hospital donde Fonda se reencuentra con un viejo amigo de la preparatoria, Luke Martin (Jon Voight soberbio), el all american boy aspirante a estrella de futbol colegial y el galán de lo días de colegial.

Pero, tras haber sido herido en el frente, durante la Guerra de Vietnam, Luke enfrenta un futuro menos promisorio: está paralítico en la totalidad de sus piernas y niega a resignarse a tan sombrío futuro. Sin embargo, la actitud de Luke cambia cuando se reencuentra con Sally, quien le motiva para encontrar un nuevo sentido de la vida que él creía perdida, naciendo de la soledad y frustración de ambos, un genuino sentimiento de amor.

Aunque no es la única película en la cual el romance surge de la adversidad, incluso en aquellas que abordan la Guerra de Vietnam como Forrest Gump (Ídem, Robert Zemeckis, 1994), Retorno sin Gloria tiene el mérito de gestar el romance no antes del conflicto, como es el caso de Lo que el Viento se Llevó (Gone With the Wind, Victor Flemming, 1939) o durante el conflicto como en Casablanca (Ídem, Michael Curtiz, 1943), sino en una situación durante/después del conflicto. Durante porque aún no ha terminado, aunque tampoco se ve en pantalla, ni siquiera cuando Sally visita a Bob en Saigón; después porque para Luke, todo ha terminado.

Los personajes se alejan de todo cliché propio de las películas románticas ambientadas en contextos bélicos. Sally, lejos de ser una heroína determinada, es una mujer tibia, un tanto insípida, aunque bien intencionada y de buenos sentimientos. Luke no es el inválido resignado a su destino, pero tampoco es un energúmeno resentido con la vida, es simplemente un veterano de guerra desencantado por su propia condición y enfrentando el dilema de un futuro próximo incierto. Bob no es el rígido y cuadrado militar, escrito de la misma manera rígida y cuadrada, por lo cual, su reacción ante la infidelidad de Sally se siente natural, pese a non caer en estereotipos.

Aunque los espacios en los que la película es ambientada son limitados en cantidad y cerrados en sus dimensiones, el director Hal Ashby quien antes había dirigido películas como Shampoo (Ídem, 1975) o Bound for Glory (1976), se las ingenia para dotar de fluidez el avance de la película, en buena medida acompañada por varios temas de la época como Ruby Tuesday de The Rolling Stones o American Pie de Don McLean. El manejo de full shots y médium close-ups permiten la interacción íntima del espectador con los personajes, su ambiente y sus emociones, lo cual es apoyado por una iluminación cálida y suave en todas las escenas, especialmente en las más íntimas, sin caer en lo predecible o convencional.

Quizá la película falle en profundizar sobre las emociones de Bob Hyde, o en la recreación de la ocupación estadounidense en Saigón y las relaciones a distancia entre los efectivos militares en el frente vietnamita con su seres queridos, pero Retorno in Gloria, pese a éstas pequeñas fallas, relata la situación de los veteranos de Vietnam y la vida de las familias que quedan en casa como pocas películas, lo cual juega a su favor. Lo mismo las interpretaciones, nada sencillas de Jane Fonda quien logra presentar a Sally como una mujer ordinaria que no hace las veces de heroína; Jon Voight dota a su personaje de la incertidumbre y resentimiento necesarios con las mismas dosis de vitalidad, coraje y esperanza; Bruce Dern logra darle a Bob Hyde, un papel de carácter, la tridimensionalidad necesaria que lejos de despertar el repudio del público, hace nacer la comprensión e incluso la empatía.

VIDEOS

Tráiler de Retorno Sin Gloria.

http://www.youtube.com/watch?v=D4KhXoWhjFI

Pelotón

Una de las películas que relata de manera realista y cruda la intervención estadounidense en Vietnam es Pelotón (Platoon, Oliver Stone, 1986), en la cual el espectador es testigo del conflicto armado sin concesión alguna por parte del director, Oliver Stone, quien relata, de forma casi autobiográfica, su estancia en el frente de Vietnam del Sur. A diferencia de El Francotirador (The Deer Hunter, Michael Cimino, 1978) donde el enemigo queda plasmado como los crueles Viet-Congs que torturan a los protagonistas, o de Apocalipsis Ahora (Apocalypse Now, Francis Ford Coppola, 1979) donde es alguien del propio bando el que se subleva y se convierte en el enemigo, en Pelotón el enemigo no está en la selva vietnamita como aldeano, Viet-Cong o algún desequilibrado coronel desertor, sino en la división existente en la filas del propio ejército de lo Estados Unidos.

Chris Taylor (Charlie Sheen), un joven de clase acomodada, decide enlistarse voluntariamente en la Guerra de Vietnam, renunciando a una plaza en una prestigiosa universidad, pese a la desaprobación de sus padres. A través de la correspondencia que Chris con su abuela, es como se relatan los acontecimientos sucedidos que la audiencia percibe al momento de ver la película. El calor infernal al que es sometido Chris en Vietnam, el origen de sus compañeros, pertenecientes a la clase rural y urbana marginal, nada que ver con los hijos de lo dirigentes que llevaron al país a la Guerra, y la dificultad estadounidense para penetrar en un territorio inhóspito y desconocido, a merced de la superioridad de la guerrilla del Viet-Cong.

El pelotón, conformado por puro jovencito que no pasa de los 20 años, es comandado por dos sargentos, uno de ellos el cruel sargento Bob Barnes (Tom Berenger, escalofriante) quien apuesta por la crueldad y el pillaje conforme el pelotón se adentra en territorio vietnamita, y el sargento Elias Grodin (un soberbio Willem Dafoe) quien sin ser una hermana de la caridad, se muestra más compasivo ante los vietnamitas y los integrantes del propio pelotón, comportándose, dentro de la tradición castrense, de manera poco ortodoxa. Ambos sargentos se oponen entre sí, y es cuestión de tiempo para que las cosas entre ellos lleguen a un punto crítico.

A través de Chris, quien vea la película dará cuenta de la dualidad inherente en el ser humano conformada por el binomio razón/pasión, donde ambas cualidades pueden llevar a la compasión o al ejercicio más brutal de la violencia. Éste descubrimiento que se hace a través de Chris es suave, comparado con el que uno hace sin que el personaje de Charlie Sheen sea del todo consciente: al comprender la naturaleza, la condición humana, es prácticamente inevitable, a juicio del director, la pérdida de la inocencia. Desde luego, el guión escrito por el propio Oliver Stone da cuenta de su situación cuando el mismo se enlistó de manera voluntaria en Vietnam, siendo testigo de los peores crímenes de guerra a una edad temprana.

Varios elementos de esa experiencia personal son plasmados en la película, como el consumo de estupefacientes en los ratos de ocio del pelotón, que hacían más tolerables las situaciones climáticas y permitían la evasión de las crudas experiencias que deja una guerra. La indecisión de los reclutas estadounidenses para atacar blancos civiles, queda plasmada en el ataque a una aldea vietnamita, presuntamente Viet-Cong, donde los soldados no saben si empuñar las armas o no, lo cual acarrea la posterior discusión del sargento Bob y el sargento Elías, en uno de lo duelos histriónicos más interesantes de la película.

La labor tras la cámara de Oliver Stone es prodigiosa, siendo las secuencias del ataque nocturno y de la muerte del Sargento Elías, algunas de las mejor logradas en la historia del cine, dada su complejidad técnica en los ámbitos de edición, mezcla de sonido y efectos de sonido. Estos rubros técnicos señalados son de lo más notable de la película: la edición permite que la película fluya a un ritmo adecuado, permitiendo al espectador dar cuenta de cada detalle de la acción; la mezcla y los efectos de sonido, acrecientan la sensación de realismo experimentada a lo largo del filme. Quizá el único vicio de la película sea el exceso de las tomas abiertas, ya que se permite interactuar poco con las emociones de los personajes.

En el rubro de las actuaciones, los trabajos de Tom Berenger y Willem Dafoe son encomiables, merecedores de la nominación al Óscar como Mejor Actor de Reparto. Charlie Sheen, aunque correcto, pudo haber explotado más el potencial dramático de su personaje. El resto del elenco, conformado por los jóvenes reclutas que incluyen a un entonces desconocido Kevin Dillon, y a la ahora superestrella Johnny Depp, está bien seleccionado, aunque su participación en el filme tenga funciones prácticamente decorativas. En resumen, Pelotón es otro de los testimonio fílmicos sobre la Guerra de Vietnam más sobresalientes, que logra entretener a la audiencia sin por ello ser complaciente o convencional con la misma.

VIDEOS

Trailer de Pelotón.

http://www.youtube.com/watch?v=69x1IOKuZ2s

Los reclutas drogándose en Pelotón.

http://www.youtube.com/watch?v=DtfwTSGEjSQ

Escena de la muerte del sargento Elías.

http://www.youtube.com/watch?v=Ue8VS-bcj88


Indochina

Antes de comenzar a ver Indochina (Indochine, Régis Wargnier, 1992), el espectador debe dejar de lado todo criterio de clasificación porque, para ésta película, no aplican. No se está ante una película de época aderezada con exóticos paisajes como Pasaje a la India (A Passage to India, David Lean, 1984) o África Mía (Out of Africa, Sidney Pollack, 1985), aunque tiene elementos de éste tipo de película. Tampoco llena el paradigma de romance en tiempos de guerra, como Casablanca (Ídem, Michael Curtiz, 1943) o El Paciente Inglés (The English Patient, Anthony Minghella, 1996). Mucho menos es un filme de velada voz y vocación política, como es el caso de Munich (Ídem, Steven Spielbergh, 2005). Una vez consciente de esto, se puede disfrutar

Indochina como lo que es: un documento fílmico sui generis.

Poco antes de la Primera Guerra de Vietnam o la Primera Guerra de Resistencia, Eliane (Catherine Deneuve en una de sus interpretaciones más sólidas) una acaudalada terrateniente productora de caucho, ha decidido adoptar a Camille, una niña vietnamita de ascendencia aristocrática. Camille, cuando crece, ve a Eliane como su propia madre, y algún día, heredará toda la fortuna de Eliane. Por su parte, aunque Eliane es afectuosa como toda madre, su vida sentimental transcurre con frialdad a impasibilidad, aderezada por ocasionales romances, como lo es el joven militar Jean-Baptiste (Vicent Perez), a quien Eliane ve con ambivalencia.

Sin embargo, Jean-Baptise y la joven Camille (Lihn Dan Pham) se conocen y se enamoran, lo cual molesta a Eliane no sólo por sus sentimientos hacia Jean-Baptiste, sino porque además lo considera poco adecuado para el futuro de Camille. Eliane se vale de todos sus recursos para separar a la joven pareja, primero adelantando el matrimonio arreglado que tenía para Camille, y posteriormente moviendo sus influencias con la policía y los altos mandos militares para enviar a Jean-Baptise lo más lejos posible en Indochina. Cuando Eliane cree que todo está resuelto, Camille escapa y se aventura en la selva vietnamita para reencontrarse con Jean-Baptiste, iniciando los dos una trágica fuga por todo el territorio vietnamita.

La complejidad de la ocupación francesa en Indochina (que además de Vietnam abarcaba Laos y Camboya), así como de la Primer Guerra de Vietnam es plasmada a lo largo de toda la película. La relación entre Eliane y Camille es una clara metáfora del paternalismo francés imperial a la población vietnamita, retratado en la explotación de uno de los recursos naturales más valiosos de la región, el caucho, mostrando también la asociación entre los franceses y la clase acomodada vietnamita, si bien muchos de los futuros líderes comunistas en Vietnam pertenecerían a esta clase dirigente, situación planteada a través de la rebeldía de Camille y de su primer esposo.

Quizá para la audiencia menos versada en el devenir de la Primera Guerra de Vietnam resulte un tanto confuso el desarrollo de los eventos políticos mencionados a lo largo de la película. La confrontación inicial entre nacionalistas y comunistas contra los invasores franceses antes de la Segunda Guerra Mundial; la alianza de los tres anteriores en contra de las tropas japonesas durante la Segunda Guerra Mundial, y posteriormente contra los chinos que terminó en el reconocimiento de la independencia de Vietnam del Norte como estrategia para contrarrestar la invasión china; los conflictos entre nacionalistas y franceses contra los comunistas, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, que culminaron con los Tratados de Ginebra y la separación de un Vietnam del Norte comunista, con un Vietnam del Sur nacionalista, en vía de unificación que conllevaría, eventualmente, la Segunda Guerra de Vietnam caracterizada por la intervención estadounidense.

Fuera de los vacíos históricos que la película deja al espectador, la película Indochina es una superproducción francesa que da cuenta de uno de los episodios más dolorosos en las respectivas historias de Francia y Vietnam, semilla de una de las tragedias más grandes del agitado siglo XX: la intervención estadounidense en Vietnam. Sus paisajes exóticos, fotografiados con pericia por François Catonné, la ambientación de Jacques Bufnoir y los exquisitos vestuarios de Gabriela Pescucci revelan una investigación ardua y un trabajo aún más encomiable, si bien la película se siente por momentos forzada y sobre dirigida, alterando la fluidez de la misma.

Sin embargo, algo positivo de la dirección es sin duda el complicado trabajo realizado con Catherine Deneuve, explotando su ambigua condición de ice queen con su temperamento latino, siendo Eliane una mujer que sublima su feminidad no en un ejercicio intenso de su sexualidad, sino en una maternidad sublimada en dos ocasiones a lo largo de la película. Aunque con una ligera falta de intensidad, Vincent Perez cumple también con su papel, lo mismo que la joven Linnh Dan Pham, quien se encuentra a la par de Catherine Deneuve tanto en las escenas que ambas comparten, como en aquellas en las que sólo ella aparece a cuadro.

VIDEOS

Tráiler de la película.

http://www.youtube.com/watch?v=8xJQPuY3G7k

Escena de Camille y Eliane bailando tango.

http://www.youtube.com/watch?v=97Esl2LedIg

Camille se droga con opio en Indochina.

http://www.youtube.com/watch?v=x3LXJexrHNQ

Francotirador

Fue durante 1978 que, tanto audiencias, como la crítica y el mismo Holywood se encontraron listos para asumir las posibles implicaciones de la Guerra de Vietnam en el celuloide. Primero se estrenó Retorno sin Gloria (Coming Home, Hal Ahby, 1978), que planteaba de manera realista pero con un dejo de esperanza las condiciones de los veteranos de guerra y los dilemas que enfrentaban luego de que sus vidas cambiaron para siempre en Vietnam. Siendo un poco más realista, y un tanto menos optimista, El Francotirador aborda temáticas similares a las de Retorno Sin Gloria¸ pero también tiene su propia voz y puntos de vista para revisar lo que fue la Guerra de Vietnam.

Todo comienza el día de la boda de Steven (John Savage), a unos cuantos días de que Mike (uno de los papeles más difíciles de Robert De Niro), Steven y Nick (Christopher Walken en un papel para la posteridad) deban enlistarse en el ejército y participar en la Guerra de Vietnam. Con sólo uno días en la rural Pennsylvania, los tres tienen unos pocos días para poner en orden sus asuntos y hacer lo que parece, la actividad favorita de Mike, la caza de venados en las proximidades del pueblo. Es el mismo día de la boda que Mike y Nick deben despedirse de la mujer que aman, Linda (Meryl Streep en su primer rol importante), quien se encuentra muy confundida y en medio de los dos amigos.

Michael Cimino, director de la cinta, aprovecha el día de la boda para retratar, quizá de manera demasiado extendida, algunos aspectos costumbristas de la comunidad rusa asentada en los Estados Unidos, siendo las secuencias de la ceremonia en la Iglesia Ortodoxa, y del baile en la boda las que dejan en claro este aspecto idiosincrático. Esta visión costumbrista del ambiente social en el que los personajes se desenvuelven, contrasta con el romanticismo con que son retratados los paisajes montañescos de Pennsylvania, y con el posterior y crudo naturalismo de las secuencias en Vietnam y el Saigón ocupado por las tropas estadounidenses.

Ya en Vietnam, en una operación de ataque de las miles de aldeas que llenan la selva Vietnamita, donde queda de manifiesto la crueldad de ambos bandos, los tres amigos son capturados y hechos prisioneros por el Frente Nacional de Liberación, conocidos también como los “Viet-Congs”. Ahí viene una de las secuencias más memorables de la película, que es cuando los tres son obligados a jugar ruleta rusa, para deleite y diversión de sus captores Viet-Congs, quienes se limitan a apostar quién será el primero en morir. Los tres actores, especialmente Christopher Walken, hacen gala de sus mejores cualidades histriónicas en esta escena.

Una vez libres y de regreso en Saigón, los tres personajes enfrentarán realidades muy distintas, que los marcarán de por vida. Michael, de regreso a Pennsylvania, se siente incómodo con su posición de “Héroe de Guerra” y prefiere mantener un perfil bajo, continuando con el devenir natural de su vida. Steve queda paralítico y prefiere evadir todo contacto con su pasado, recluyéndose en un hospital para veteranos. Nick, el más traumatizado de lo tres, decide quedarse en Vietnam en el negocio ilícito de las apuestas, exponiendo cada noche su vida en la ruleta rusa con la cual fue torturado por los Viet-Congs. Por su parte, Linda desea saber que ha pasado con Nick, aunque sigue alimentado sentimientos por Mike.

Aún cuando sólo una tercera parte se desarrolla en la selva sud vietnamita y en Saigón, es posible percibir la situación que se vivía durante la Guerra de Vietnam, tanto en el campo de batalla como en la “base” militar. La selva vietnamita aparece como un paraje desolado, pese a la exuberancia de su forraje, donde el enemigo, más versado en la geografía del lugar, puede aparecer en cualquier momento. Saigón es un lugar bullicioso, desordenado, donde a pesar de estar cerca de la “civilización” y de los compatriotas, el activo militar se siente más perdido que en la selva misma; el hecho de que el dealer de las apuestas sea un francés le da un aspecto aún más decadente a la conflictuada urbe.

El trabajo actoral del ensamble, elegido con pericia es soberbio. Robert De Niro tiene un papel que, pese a sus pocas variaciones emocionales no se presenta frío e impasible; John Savage aunque poco contenido, no se siente exagerado y logra dar a su personaje los intensos giros emocionales que requiere; Meryl Streep como la indecisa linda explota su propia fisonomía sin por eso dar la sensación de auto-interpretarse; pero es Christopher Walken, quien merecidamente se hizo con el Óscar como Mejor Actor de Reparto, que se lleva toda la película con su escalofriante interpretación, y que lo convirtió ipso facto en un actor de culto.

La factura técnica y artística de la película también es impecable. El tema principal de Stanley Myers, la llamada Cavatina, es uno de los más recordados en la historia del cine. La fotografía de Vilmo Zsigmond contrasta los iluminados parajes boscosos y selváticos, con los lúgubres interiores. La edición juega también a favor de la película, particularmente en las secuencias rodadas en interiores, que le dan excelente ritmo, pese a lo largas que pueden ser, como el caso del baile el día de la Boda. Pese a su duración, la película sigue siendo un producto disfrutable para todo tipo de público con señale de ser un trabajo sin pretensiones artísticas pero de autour.

VIDEOS

Tráiler de la película.

http://www.youtube.com/watch?v=Bu9H0dQ1HgA

Escena de la Ruleta Rusa.

http://www.youtube.com/watch?v=4sRHd5pngWE

Tema de El Francotirador.

http://www.youtube.com/watch?v=6FZBDnJlHTo

Apocalipsis ahora

Pocas película pueden ser adjetivas como “de culto”, y aún menos son producciones de proporciones épicas, como es el caso de Apocalípsis Ahora (Apocalypse Now, Francis Ford Coppola, 1979), película que continuó la revisión de la Guerra de Vietnam a finales de la década de los setenta, y que ha sido una de las que más lejos ha llegado. Luego de Retorno Sin Gloria (Coming Home, Hal Ashby, 1978) y El Francotirador (The Deer Hunter, Michael Cimino, 1978), la audiencia norteamericana se encontraba lista para una película de la crudeza visual y temática de Apocalipsis Ahora. Poco menos de veinticinco años después, el público está listo para la versión extendida de ésta portentosa obra fílmica.

Luego del nivel como director adquirido por Francis Ford Coppola a comienzos de la década de los setenta por sus trabajos en El Padrino (The Godfather, 1972), El Padrino Parte II (The God

father Part II, 1974) y The Conversation (1974), parecía poco menos que imposible que Coppola igualara la genialidad de sus trabajos anteriores, sin embargo, Apocalipsis Ahora logra estar al nivel de sus proyectos anteriores en lo técnico, artístico y temático. Coppola vuelve a repetir mancuerna con Marlon Brando y Robert Duvall, en papeles que han permanecido en la memoria de los cinéfilos por vario años, lo cual confirma el buen ojo para el elenco del director italoamericano.

En medio del bochorno tropical de Vietnam, el Capitán Benjamin L. Willard (Martin Sheen), es llamado por el Coronel Lucas (Harrison Ford) para una misión secreta y peligrosa: buscar al poco ortodoxo Coronel Walter E. Kurtz (Marlon Brando, soberbio) quien adentrado en la selva vietnamita, cerca de la ribera del Mekong, se ha insubordinado y establecido su control en la zona, problemática sumada a la ya enfrentada por el ejército norteamericano en tierra vietnamitas. La misión no es sencilla, pues el capitán y un grupo reducido de soldados se adentraran en una tierra de nadie, quedando a merced de los Viet-Congs y del propio Kurtz.

Los peores excesos de la Guerra de Vietnam quedan de manifiesto a lo largo de las tres horas que dura la versión extendida de la película. Comenzando por el cruel aunque empático Teniente Coronel Bill Kilgore (interpretado por Robert Duvall increíblemente) quien atemoriza una comunidad ribereña vietnamita lo mismo con descargas de metralletas que con Las Valkirias de Richard Wagner, haciéndose memorable por la frase “me gusta el olor a Napalm en la mañana”; las secuencias aéreas son loables no sólo por su belleza compositiva, sino por el reto audiovisual que representan en los rubros de edición, mezcla de sonido, fotografía y efectos de sonido.

También el escaso control político-militar de la zona queda plasmado en el celuloide, mientras el Capitán Benjamín avanza sobre el Mekong, con algunas de las secuencias más crudas pero memorables de la historia del cine. El arribo a la zona controlada por Kurtz, que retrata el sobajamiento humano en tiempos de guerra, la barbarie y la crudeza que se esconden pero también definen la condición del hombre, son un reto fílmico cumplido de manera cabal y puntual por la lente de Francis Ford Coppola, quien no da concesiones al espectador y lo lleva por los resquicios más sórdidos del conflicto armado y del caos desatado por la ocupación estadounidense en Vietnam, mostrándose lo que el personaje de Marlon Brando señala como “el horror.”

La permanencia de las tropas de los Estados Unidos en Vietnam es criticada duramente por la película, desde la secuencia inicial donde se ve la selva vietnamita arder bajo el napalm, al ritmo del apocalíptico tema The End de The Doors, que juega, al igual que la película, con el asesinato del padre primigenio del que Sigmund Freud habla en Tótem y Tabú. El decadente y narcótico estado en el que el Capitán Benjamin se encuentra cuando es llamado muestra la postura crítica de la película. Otros aspectos también retratados presentes en la larga lucha por la independencia y unificación de Vietnam son los resquicios de la ocupación francesa, así como la asociación entre los grupos étnicos, religiosos y tribales con la resistencia armada.

Dentro de los rubros técnicos, la fotografía de Vittorio Stotaro en las tomas abiertas, así como la iluminación de interiores, especialmente cuando el Capitán Benjamin llega al territorio de Kurtz, son un verdadero triunfo cinematográfico. La mezcla de sonido encabezada por Walter Murch es una de las complejas y mejor logradas en la historia del cine. La edición, también a cargo de Murch logra encontrar el equilibrio perfecto entre dramatismo y dinamismo. Todos estos elementos, junto con la acertada dirección de Francis Ford Coppola, hacen de Apocalipsis Ahora una película que pese a su carácter personal, aborda aspectos universales: el coronel Kurtz, como metáfora de un Estados Unidos capaz, pero desbordado y megalómano, destruido por sus propios hijos, es uno de los fuertes argumentativos de la película.

Las actuaciones son también dignas de ser celebradas. Martin Sheen en un difícil papel de contrapeso, de esos que no lucen, pero que cuando no son bien hechos son resentidos por la película, demuestra sus mejores cualidades histriónicas. Marlon Brando haciendo uso de sus mejore habilidades la da vida al sombrío Coronel Kurtz. Robert Duvall, pese al escaso tiempo en pantalla, es sin duda el que posee la interpretación más recordada. Las pequeñas apariciones de los personajes incidentales como los de Harrison Ford, Laurence Fishburne, Frederic Forrest o Dennis Hooper, aderezan a la película y la dan fuerza argumentativa.

 

VIDEOS 

 

Robert Duvall y el napalm.

http://www.youtube.com/watch?v=bPXVGQnJm0w

 

Ataque en helicópteros.

http://www.youtube.com/watch?v=vHjWDCX1Bdw

 

Secuencia inicial de Apocalipsis Ahora.

http://www.youtube.com/watch?v=Fx07A8dZAPU

 

Escena de Marlon Brando en Apocalipsis Ahora.

http://www.youtube.com/watch?v=AGosYIlXdmU